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AndesCondor


Bron; https://www.nationalgeographic.es/animales/condor-andino


El cóndor andino es una de las aves no voladoras más grandes del mundo, pero está en peligro de extinción debido a la pérdida de su hábitat y al envenenamiento.


El cóndor andino, también llamado cóndor de los cerros, cóndor de los Andes o simplemente cóndor (Vultur gryphus), es una de las aves más grandes del mundo, símbolo nacional de Chile, Colombia, Ecuador y Bolivia, por lo que desempeña un papel muy importante en la mitología y el folclore de las regiones andinas. Sin embargo, esta emblemática ave está en peligro de extinción en todo el mundo.


Esta enorme ave es una de las más grandes del mundo que pueden volar. Dado su gran peso -hasta 15 kilogramos-, incluso la enorme envergadura de sus alas, que pueden medir hasta 3 metros, esta ave necesita ayuda para mantenerse en el aire. Por eso, esta especie prefiere vivir en zonas con fuertes corrientes de viento y puede planear sobre ellas sin mucho esfuerzo.


Los cóndores andinos viven tanto en zonas montañosas, como su nombre indica, como cerca de la costa, donde abundan las brisas marinas, e incluso en desiertos con fuertes corrientes de aire térmico.


Curiosidades sobre el cóndor andino

Caracterizado por su pañuelo de plumas blancas alrededor del cuello y en los extremos de las alas, el cóndor andino también es muy reconocible por la falta de plumas en su cabeza rojiza, como sus parientes los cóndores californianos, y puede cambiar de color según el clima. emoción de pájaro de estado.


Además de esta curiosidad, esta especie también presenta una diferencia de tamaño según el sexo, pero a diferencia de la mayoría de las aves rapaces, el macho es más grande que la hembra.


Esta ave carroñera alcanza la madurez sexual entre los 5 y los 6 años de edad y anida entre los 1.000 y los 5.000 metros de altitud, normalmente aficionada a formaciones rocosas poco accesibles.


Como ocurre con el quebrantahuesos en España, su ritmo reproductor es muy lento, por lo que lo normal es que ponga un huevo cada dos años. No sólo es un ave emblemática por su tamaño y hábitat, sino que también es una de las más longevas del mundo, llegando a vivir hasta 75 años en cautividad.


Los cóndores son buitres, por lo que su aguda vista está siempre atenta a la carroña, que constituye la mayor parte de su dieta. Prefieren alimentarse de grandes animales, salvajes o domésticos, y al consumir sus cadáveres cumplen una importante labor como barrenderos de la naturaleza.


Este carroñero localiza a su presa, pero no desciende inmediatamente a comer, sino que prefiere sobrevolarla u observarla desde algún lugar cercano hasta que finalmente se acerca. Estos animales pueden comer hasta 5 kilos de carne al día e incluso pueden pasar 5 semanas sin comer.


En la costa, los cóndores se alimentan de criaturas marinas muertas, como focas o peces. Estas aves carecen de las afiladas garras de otros depredadores, pero pueden asaltar nidos en busca de huevos o incluso polluelos.


Amenazas para su conservación

El cóndor andino es una especie amenazada, pero su situación es mucho mejor que la de su primo, el cóndor de California. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha clasificado al cóndor andino como especie vulnerable debido al declive de sus poblaciones a causa de la pérdida de hábitat y el envenenamiento provocado por alimentarse de animales ebrios o por la propia carroña envenenada que algunos cazadores y ganaderos tienen en el país. ilegal de animales salvajes


En la actualidad hay cerca de varios miles de cóndores sudamericanos en libertad, y los programas de reintroducción trabajan para aumentar su número. Hoy es muy raro encontrarlo en Venezuela y Colombia, los lugares donde el declive ha sido más drástico en los últimos años.


(Relacionado: ¿Qué es la extinción? La respuesta es compleja)


Debido a su lenta tasa de reproducción, es una especie extremadamente vulnerable a la actividad humana, sobre todo porque algunos agricultores la consideran una amenaza debido a supuestos ataques al ganado. A pesar de los programas educativos llevados a cabo por grupos conservacionistas, su persecución sigue siendo un grave problema para la especie. Los programas de reintroducción están liberando cóndores criados en cautividad para reforzar las poblaciones de Argentina, Venezuela y Colombia.


Este sistema empezó a desarrollarse en 1989, año en que se liberaron los primeros cóndores criados en cautividad, en un esfuerzo por minimizar el contacto humano con ellos. Los polluelos son alimentados con pupas parecidas a las de los padres para evitar que se impronten con los humanos y así no ponerlos en peligro cuando tengan que desarrollarse en libertad. Por último, los cóndores son llevados a pajareras, donde se aclimatan durante tres meses antes de ser liberados en un entorno similar al que vivirán en libertad.

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